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¿Qué es el horizonte temporal en una inversión?

BBVA AM España

09 de marzo de 2021

El tiempo es uno de los principales aliados de un inversor, y determinará por qué herramientas optamos y con qué nivel de riesgo invertimos.

El tiempo es una de las variables más importantes en todo proceso de inversión. En concreto, el horizonte temporal, que sería aquel periodo en el que el inversor prevé mantener invertido el capital, sin previsión de utilizarlo para otros fines.

En el momento de planificar cualquier objetivo de inversión, una de las primeras preguntas que debemos resolver es cuál será nuestro horizonte temporal, dado que en función de la respuesta optaremos por uno u otro tipo de activo o de vehículo de inversión y, sobre todo, por un diferente enfoque frente al riesgo.

El tiempo es un aliado de los inversores. Cuanto más dilatado sea el horizonte temporal del que se dispone, mayor será el margen para manejar la fluctuación de los activos y por tanto mayor será el nivel de riesgo que podamos asumir con el fin de obtener rentabilidades más elevadas. Por el contrario, un escaso horitonte temporal desaconseja incurrir en riesgos, que podrían comprometer el objetivo final. En estos casos, la prioridad debe ser preservar el capital.

Definiendo el horizonte temporal

El horizonte temporal de una inversión se expresa en años, pero es habitual definirlo también de forma cualitativa en base a tres plazos. No se trata de una definición estándar, sí orientativa:

  • Corto plazo: Inversiones a un plazo de hasta un año.
  • Medio plazo: Inversiones a un plazo de entre uno y cinco años.
  • Largo plazo: Inversiones más allá de los 5 años.

Existen también planes de inversión a muy largo plazo, como puede ser la planificación de la jubilación. No obstante, el horizonte temporal es distinto para cada persona, incluso para un mismo objetivo. Una persona que comience a ahorrar para la jubilación en el momento que aconsejan todos los expertos, es decir, al incorporarse al mercado laboral, manejará un horizonte de cuatro décadas. Sin embargo, la realidad es que muchas personas comienzan a ahorrar para su jubilación mucho más tarde, a los cuarenta o incluso a los cincuenta años. Es fácil determinar quién deberá hacer un mayor esfuerzo y quien podrá beneficiarse de las bondades de la inversión a largo plazo.

A corto plazo…

…proteger el capital. Si, por ejemplo, ahorramos para dar la entrada de una vivienda dentro de un año, no podemos incurrir en riesgos, pues mercados como los de renta variable son imprevisibles a un plazo tan corto y es posible que se pudiera obtener de ellos un retorno interesante, pero también podría suceder que se incurriese en pérdidas sobre un capital que está comprometido para un objetivo importante.

A corto plazo se debe optar por depósitos, cuentas remuneradas, o fondos de inversión conservadores, especialmente aquellos que invierten en renta fija a corto plazo.

A largo plazo…

…maximizar la rentabilidad. No tiene sentido hacer un planteamiento conservador en el caso de invertir para la jubilación con un horizonte de 30 años por delante, dado que a esos plazos la bolsa ha demostrado ser el instrumento más rentable y con ese margen temporal hay que obviar las oscilaciones intermedias. En este caso, el planteamiento es optar por un perfil decidido basado principalmente en renta variable mientras el horizonte temporal lo siga permitiendo.

Y ésta es otra de las claves. El perfil de riesgo va cambiando según pasa el tiempo. Cuando este ahorrador para la jubilación se encuentre a 10 años de su retiro, la composición de su cartera no puede ser la misma. Se habrá migrado buena parte de los activos a otros más conservadores. Por tanto, es esencial ir adaptando las inversiones a la evolución del horizonte temporal. Algo que hace automáticamente la inversión basada en el ciclo de vida, que gestiona en base a una fecha objetivo, reduciendo el riesgo según se acerca la misma.

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