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Blockchain para dummies

BBVA AM España

15 de enero de 2020

El objetivo es eliminar los intermediarios en las transacciones entre desconocidos sin perder la seguridad. Te explicamos qué es el blockchain.

Seguramente hayas oído recientemente (y prepárate, porque es un concepto que ha llegado para quedarse) acerca de la “cadena de bloques” o blockchain por su definición en inglés. También es posible que te lo hayan explicado y que no hayas comprendido bien en qué consiste, pues se trata de una concepción muy novedosa. En este artículo vamos a explicar de forma muy “aterrizada” qué es el blockchain y para qué sirve.

Qué es el blockchain

En internet se realizan millones de transacciones al día. Y en las transacciones entre dos partes a través de internet hace falta un intermediario que identifique a quienes intervienen, es decir, que verifique quienes son. Un ejemplo muy conocido es el de la empresa Paypal, que ejerce de mediador en las transacciones entre dos individuos que no se conocen, protegiendo a las dos partes.

Blockchain permite prescindir de esos intermediarios, pues es una enorme base de datos compartida que funciona como un libro para el registro de operaciones de compraventa. Es decir, las transacciones quedan distribuidas entre muchos ordenadores (eslabones de la cadena) y protegidas ante manipulaciones y fraudes. La base de esta seguridad radica en que modificar o alterar uno de los eslabones no serviría de nada, puesto que prevalece el criterio de la mayoría. Por tanto, habría que modificar un número ingente de eslabones. El principio es sencillo: si la mayoría apunta a una información determinada, esa información es verídica.

La cadena es en realidad lo que se conoce como una red peer-to-peer, una red de ordenadores en la que todos o algunos aspectos funcionan sin clientes ni servidores fijos, sino una serie de nodos que se comportan como iguales entre sí.

Así funciona el blockchain

Supongamos que un usuario quiere enviar dinero a otro. La primera particularidad, es que los usuarios son anónimos. Blockchain no sabrá quién es cada uno, solo que un usuario quiere hacer una transferencia a otro. EL proceso sería el siguiente:

  1. El usuario 1 quiere enviar dinero al usuario 2.
  2. La transacción aparece en la red como un eslabón.
  3. El eslabón se transmite a todas las partes de la cadena. 
  4. Los que pertenecen a la cadena verifican que la transacción es válida.
  5. El eslabón pasa a formar parte de la cadena. 
  6. El dinero pasa del usuario 1 al usuario 2.

No existe una única blockchain, sino que puede haber tantas como queramos, que además pueden estar interconectadas entre sí. Las hay públicas y privadas. Ejemplo de las primeras es en la que se basa el bitcoin, la cadena de bloques pionera. En efecto, blockchain se creó para dar soporte a esta moneda digital, primera criptodivisa. De hecho, es el sector financiero el primero en subirse a esta forma de hacer transacciones. Pero los usos pueden ser múltiples, según apuntan muchos expertos, y puede abarcar cualquier tipo de transacción en la que se requiera la verificación de las partes: telecomunicaciones, registro de propiedades, carsharing, almacenamiento en la nube o seguridad social.

De momento, todo esto son potenciales aplicaciones de una tecnología aún compleja para el usuario medio y de la que muchos aún desconfían. Pero, quizá, pronto esté presente entre nosotros con aplicación en la vida cotidiana.

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