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Deuda privada: otra forma de invertir en alternativos

BBVA AM España

28 de julio de 2021

Cada vez es mayor el número de inversores y gestores que combina la inversión en activos tradicionales, con alternativos. No sólo líquidos, sino también ilíquidos como el capital privado. Ya que la baja correlación que tiene con los activos tradicionales permite mejorar el binomio rentabilidad-riesgo de las carteras.

Hoy queremos poner el foco en una de las formas de invertir en capital privado, dado el importante incremento que ha tenido en los últimos años en Europa, la deuda privada.

La deuda privada es una las categorías de inversión en alternativos ilíquidos, también conocida como inversión en capital privado. Completan el catálogo  el capital riesgo o  private equity, la inversión en activos inmobiliarios o real estate y  en infraestructuras.

La Deuda Privada o Préstamo Directo (“Direct Lending”) consiste en otorgar financiación, por parte de entidades no bancarias, a pequeñas y medianas empresas.

El objetivo de dicha financiación puede ir destinado al crecimiento de las empresas, vía incremento del negocio (orgánico) o vía adquisiciones (inorgánico). También se puede destinar a la refinanciación de préstamos existentes.

En muchas ocasiones la deuda privada es un complemento  del capital riesgo ( private equity). Una vez se ha trazado un plan estratégico para una compañía con la entrada de un Private Equity (estrategia activa), la financiación del proyecto puede verse completada con un préstamo directo ad hoc (estrategia pasiva).

La inversión en deuda privada se caracteriza por

  • Ser una  estrategia de inversión pasiva.  A diferencia de lo que ocurre  al invertir en capital riesgo, el prestamista no participa activamente en el crecimiento y transformación de la compañía a la que presta, sino que se limita a percibir intereses y recuperar el capital invertido.
  • Estar enmarcada en un contrato bilateral, donde se  definen las condiciones específicas de cada operación, con cláusulas a medida.
  • Incluir cláusulas y límites sobre las ratios e indicadores del balance de la compañía, con el fin de facilitar el seguimiento del rendimiento empresarial y así proteger a los inversores y accionistas.
  • Ser  flexible ya que puede tener distintas posiciones en la estructura de capital de las empresas a las que se presta desde la deuda senior a subordinada.
  • Tener una rentabilidad atractiva  tanto respecto a la inversión en bonos grado de inversión (aquellos de mayor calidad crediticia por su menor probabilidad de quiebra)  como a los de alto rendimiento o  high yield (aquellos  con mayor riesgo de insolvencia). Consecuencia de su carácter ilíquido  y el menor rating de las compañías a las que se presta.
  •  Generar un cupón periódico variable, con lo que elimina el riesgo de tipo de interés.
  • Tener un vencimiento  medio de 6 a 8 años, con posibilidad de ampliación a 1 o 2 más.

 Y se puede clasificar

  • En función de la estructura de capital:
    • Deuda Senior (Senior Lending): invierte directamente en la deuda senior de las compañías. Su poseedor por delante del resto de acreedores (orden de prelación) a la hora de cobrar si ese emisor/deudor quiebra.
    • Deuda Junior o subordinada: invierte directamente en deuda junior o subordinada de las compañías. Su poseedor se sitúa detrás de los acreedores senior que tienen preferencia de cobro en el orden de prelación.
    • Unitranche: Invierte en toda la estructura de deuda de una compañía, sin diferencias entre deuda senior y subordinada.
    • Mezzanine: es un híbrido entre deuda y acciones.
  • En función de la situación financiera de la compañía:
    • Situaciones especiales: son situaciones de oportunidad en que los inversores se pueden permitir comprar deuda con descuentos, invirtiendo normalmente en tramo de deuda senior.
    • Distressed: Invierte en deuda de compañías en situación financiera complicada y con dificultades.
    • Venture debt: invierte en compañías de reciente creación.