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¿Sabes cómo puedes contribuir a avanzar hacia un mundo más sostenible?

BBVA AM España

14 de junio de 2021

Emitimos a la atmosfera 51.000 millones de toneladas de CO2 (carbono) al año.

Si para 2050 no conseguimos una vida en la tierra con cero emisiones netas de carbono (diferencia entre emisiones y capturas), la temperatura de la tierra crecerá por encima de los objetivos fijados en el Acuerdo de Paris para limitar el cambio climático (COP2021): idealmente limitar el calentamiento a 1,5 grados más respecto a la época preindustrial (antes de 1850) y en todo caso no superar 2 grados.

El mundo todavía se encuentra en el camino hacia un aumento de temperatura superior a los 3 grados sobre los niveles preindustriales, según la ONU. Para llegar al objetivo de incrementar 2 grados se deberían triplicar los esfuerzos que actualmente se están haciendo, y quintuplicarlos para llegar al objetivo de 1,5 grados.

Hay consenso entre la comunidad científica (más del 97%) en que existe una relación directa entre la emisión de CO2 a través de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono y otros como metano, óxido nitroso, etc.)  y el incremento de la temperatura de la tierra.

Asimismo, existe consenso en que este aumento de la temperatura tendría un efecto directo muy negativo en el clima, produciendoque sea más extremo en la mayor parte de los lugares de la tierra, haciéndolos menos habitables, más difícil la actividad económica, y con más probabilidad e impacto de desastres climáticos.

Si bien en algunos lugares de la tierra el cambio climático podrá tener efectos favorables (habitabilidad, agricultura y otras actividades), como en los círculos polares y regiones circundantes.

Entre esos desastres estarían sequias prolongadas, desforestación, inundaciones más habituales, aumento del nivel mar por el deshielo en los polos y del permafrost, riesgo en la habitabilidad en las costas, etc.

Esas catástrofes climáticas no solo tendrían consecuencias directas en los daños materiales y humanos inmediatos, sino también en hambrunas (perdida de cosechas), falta de agua, inhabitabilidad…

La emisión de CO2 está detrás de cualquier actividad económica actual. Casi todo emite carbono:

  • La generación y distribución de energía eléctrica, que supone un 27% del total de los 51.000 millones de toneladas emitidos en el mundo anualmente, especialmente la energía producidas a través de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural).
  • la fabricación en general, incluida la construcción, que suponen un 31% del total de emisiones mundiales: hormigón, cemento, acero….
  • La agricultura y la ganadería suponen un 19% del total de emisiones mundiales anuales: especialmente la cría intensiva de animales (sobre todo vacuno), pero también otros como la tala de árboles (captadores de CO2) para uso agropecuario de los terrenos o la explotación maderera.
  • El transporte mundial (mercancías y de personas), que supone un 16% del total de emisiones mundiales: automoviles (un 47% de ese 16%), transporte aéreo (10%), cargueros y cruceros (10%), autobuses y camiones de la basura (30%).
  • Calefacción y refrigeración, que suponen un 7% del total de emisiones mundiales.

Dar el paso para intentar dejar un planeta habitable a las próximas generaciones no es sencillo, pues supondrá sustituir las soluciones actuales por otras que actualmente son mucho más caras y/o no cuenta con la fiabilidad de las anteriores.

Es decir, sustituir las fuentes de energías fosiles muy baratas (carbón, petróleo, gas natural) por un uso principal de la energia electrica a través de fuentes limpias (renovables) como por ejemplo solar, eólica (geotérmica allá donde sea posible), y con el necesario complemento de otras fuentes permanentes (no dependientes del clima y por lo tanto disponibles siempre), como energía nuclear que tan necesaria va a ser en un modelo energético limpio y con costes asumibles.

Podemos pensar que la solución al problema es únicamente una cuestión de los gobiernos y especialmente de ciertos paises y sus gobiernos, y no de los ciudadanos, que poco podemos hacer a nivel individual.

Si bien China (*) representa un 27,5% de las emisiones mundiales de carbono, Estados Unidos un 14, 81%, y Europa representa “únicamente” el 8%, siendo España únicamente una décima parte del total de emisiones en la UE (un 0,8% del total mundial), existen sólidos argumentos para pensar que cada persona cuenta.

  • Una Europa limpia de carbono tiene autoridad moral para influenciar más en los paises más contaminantes del mundo. Pero ha de obrar con el ejemplo. Tanto Europa como USA cuentan con una hoja de ruta y plan para la descarbonización.
  • A nivel de ciudadanos, unos pocos ciudadanos son poco influyentes, pero decenas de millones de ciudadanos sensibilizados pueden determinar decisiones de los Gobiernos y de las empresas que proveen de los bienes y servicios