Claves semanales del 13 al 17 de enero de 2025
13 de enero de 2025
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La semana pasada fue testigo de una serie de eventos económicos y políticos que reflejan unas dinámicas divergentes en las distintas regiones del mundo. Desde un mercado laboral estadounidense que sigue mostrando fortaleza, hasta los desafíos económicos persistentes en China y la fragilidad fiscal en varias economías emergentes, el panorama global ofrece tanto oportunidades como riesgos significativos. A continuación, desglosamos las principales tendencias que han marcado los primeros días de un año que se presenta fascinante.
Monitor de mercado
En Estados Unidos, los datos económicos publicados reforzaron la narrativa de una economía resiliente. El informe de empleo de diciembre superó ampliamente las expectativas del mercado, con la creación de 256,000 nuevos puestos de trabajo. La tasa de desempleo bajó al 4,1%, una señal de que la demanda de mano de obra sigue siendo sólida. Aunque el crecimiento de los salarios por hora se moderó ligeramente al 0,3% mensual, la renta total de las familias aumentó debido al mayor número de empleados.
En paralelo, el dólar continuó su tendencia al alza, impulsado por diferenciales de tipos de interés reales favorables frente a otras economías desarrolladas. Este fortalecimiento no solo refleja la confianza en la economía estadounidense, sino también las expectativas de que la Reserva Federal mantendrá una política monetaria restrictiva durante gran parte de 2025. Aunque se espera que la Fed realice un único recorte de tasas en junio, el banco central ha dejado claro que cualquier movimiento dependerá de la evolución de los datos y, en estos momentos, nada parece indicar que la Fed vaya a sentirse tentada por un proceso de flexibilización monetaria más rápido.
En el ámbito político, la influencia de la administración Trump volvió a estar en el centro del escenario, generando impacto tanto a nivel doméstico como internacional. El presidente reiteró su intención de implementar aranceles generalizados, incluyendo productos críticos en las cadenas de suministro, como insumos médicos y materiales de defensa. Estas declaraciones incrementaron la incertidumbre comercial, afectando negativamente las expectativas de los mercados globales. Asimismo, Trump insinuó posibles acciones unilaterales para reforzar la presencia económica de Estados Unidos en Canadá y otras regiones, comentarios que fueron recibidos con críticas generalizadas por parte de aliados y competidores.
En política energética, el llamado a «drill, baby, drill» dejó claro que la administración priorizará el aumento de la producción de petróleo y gas, a pesar de las preocupaciones ambientales y de sostenibilidad expresadas por otros líderes globales. Este enfoque podría acentuar las tensiones con países que buscan avanzar hacia la transición energética, profundizando las divisiones en foros multilaterales.
Cambiando de tercio, en Europa, los indicadores económicos pintan un panorama menos alentador. La economía de la zona euro cerró 2024 con un crecimiento trimestral mínimo del 0,1%, reflejando una desaceleración persistente en el sector manufacturero. Alemania, en particular, sigue siendo un punto débil, con caídas sostenidas en los pedidos industriales y una producción que, aunque repuntó ligeramente en noviembre, está lejos de recuperar su dinamismo.
Por el lado de la inflación, el índice general repuntó hasta el 2,4% interanual en diciembre, impulsado por un aumento en los precios energéticos. Sin embargo, la inflación subyacente se mantuvo estable en el 2,7%. Estos datos refuerzan las expectativas de que el Banco Central Europeo continuará con recortes graduales en las tasas de interés a lo largo de 2025.
En cuanto a la segunda economía del mundo, enfrenta un entorno económico complicado. La inflación al consumidor fue apenas del 0,1% interanual en diciembre, mientras que los precios al productor continuaron en terreno negativo, con una caída del 2,3% interanual. Estos datos subrayan la persistencia de fuerzas deflacionistas en la economía, a pesar de los esfuerzos del banco central por estimular la actividad a través de políticas monetarias más laxas.
El yuan también se encuentra bajo presión, depreciándose a un mínimo de varios años frente al dólar. Esto limita la capacidad del banco central para reducir los tipos de interés, ya que un yuan más débil podría exacerbar las salidas de capital y debilitar aún más la confianza de los inversores. A pesar de estos retos, se estima que el PIB del cuarto trimestre crecerá un 5,0% interanual, impulsado por exportaciones moderadamente sólidas y una ligera recuperación en la producción industrial.
Japón, por su parte, inició el año con un optimismo relativo, gracias a un crecimiento económico impulsado por el consumo interno y un aumento salarial del 5%, el más alto en tres décadas. Sin embargo, el Banco de Japón enfrenta un dilema en su política monetaria. Aunque se espera que eleve los tipos en marzo y octubre, las incertidumbres relacionadas con las políticas comerciales de Estados Unidos y las tensiones políticas internas podrían afectar sus decisiones.
En definitiva, la primera semana completa del año ha dejado claro que las economías globales se enfrentan a retos divergentes. Mientras Estados Unidos y Japón muestran resiliencia económica, Europa y China luchan por mantener el crecimiento y combatir presiones deflacionistas. En América Latina y África, las tensiones fiscales y políticas continúan dominando la narrativa. Con el espectro de políticas comerciales más agresivas por parte de Estados Unidos, el escenario global podría volverse más volátil en los próximos meses. Mantener una vigilancia cercana de estas tendencias será clave para navegar en este entorno incierto.