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Claves semanales del 17 al 21 de febrero de 2025

BBVA AM España

17 de febrero de 2025

La semana pasada estuvo marcada por un torbellino de acontecimientos económicos y políticos, con la administración de Donald Trump acaparando la atención global a través de medidas comerciales agresivas y movimientos geopolíticos inesperados. Además, una serie de datos económicos plantearon preguntas sobre la solidez de la economía estadounidense.

Monitor de mercado

En el ámbito comercial, la Casa Blanca anunció la implementación de un régimen de aranceles recíprocos, con el objetivo de igualar las tarifas impuestas por otros países a las exportaciones estadounidenses. Aunque los detalles sobre su implementación aún no están claros, esta medida reeja la postura proteccionista del gobierno de Trump y refuerza la posibilidad de una mayor fragmentación del comercio global. Además, la administración anunció un arancel del 25% para las importaciones de acero y aluminio.

Más allá del frente comercial, el gobierno estadounidense también ha sorprendido con su propuesta de alto el fuego en Ucrania. La iniciativa, aunque aún en fase preliminar, incluye concesiones significativas a Rusia, lo que ha generado inquietud entre los aliados europeos. La posibilidad de que Washington reoriente su enfoque geopolítico hacia otras regiones, particularmente Asia, podría alterar el equilibrio de poder en Europa del Este y obligar a la Unión Europea a asumir un papel más activo en su propia seguridad. Los mercados de divisas reflejaron esta incertidumbre, con un repunte en las monedas de Europa Central y del Este, impulsadas por las expectativas de que una resolución del conflicto en Ucrania traiga estabilidad económica a la región.

Además de las negociaciones sobre Ucrania, la política exterior de la administración Trump volvió a generar controversia con su propuesta para poner n al conflicto en Gaza. La Casa Blanca ha sugerido una solución radical que implicaría la reubicación de los residentes palestinos en países vecinos y la reconstrucción de la Franja de Gaza bajo supervisión estadounidense. Esta iniciativa ha sido rechazada de plano por los países árabes, que ven en ella un intento de redefinir la geopolítica regional sin considerar sus intereses ni la viabilidad práctica de la propuesta. En respuesta, Arabia Saudí ha convocado a varios países árabes a una reunión en Riad a finales de febrero para discutir alternativas que podrían incluir la creación de un fondo de reconstrucción y un posible acuerdo para marginar a Hamas del futuro gobierno de Gaza.

En el plano macroeconómico, la semana estuvo dominada por dos datos clave en Estados Unidos: la inflación y las ventas minoristas. El índice de precios al consumidor subió más de lo esperado en enero, con un incremento del 0,45% en su componente subyacente, lo que llevó a los analistas a reconsiderar la trayectoria de la política monetaria de la Reserva Federal. Sin embargo, esta sorpresa inflacionista se vio compensada por una caída del 0,9% en las ventas minoristas, lo que sugiere que el consumo, motor fundamental del crecimiento estadounidense, podría estar perdiendo fuerza. La combinación de estos datos refuerza la visión de que la Fed mantendrá una postura de cautela antes de decidir cualquier recorte de tasas, con un sesgo cada vez más marcado hacia la posibilidad de mantener los tipos sin cambios durante un período más prolongado.

No obstante, aunque los últimos datos macroeconómicos han llevado a ciertos ajustes en las expectativas del mercado, es crucial reconocer que los efectos estacionales y las distorsiones puntuales pueden estar jugando un papel más significativo de lo que los titulares sugieren. La evolución de los próximos datos, en particular el comportamiento del gasto en servicios y la persistencia de las presiones inflacionistas en los sectores menos volátiles, será clave para determinar si estos movimientos fueron simplemente anomalías estadísticas o si realmente reflejan un cambio en la tendencia económica de Estados Unidos.

Europa, por su parte, enfrenta un panorama cada vez más desafiante. La respuesta de la Unión Europea a las nuevas tarifas impuestas por Estados Unidos ha sido enérgica, con la Comisión Europea advirtiendo que responderá con represalias si Washington no reconsidera sus medidas. En términos económicos, la actividad en la eurozona sigue mostrando señales de debilidad. Aunque el crecimiento del PIB en el cuarto trimestre fue revisado ligeramente al alza, situándose en un 0,1%, la producción industrial sufrió una contracción del 1,1% en diciembre, reflejando los efectos persistentes del deterioro de la demanda global y la debilidad manufacturera. Además, las declaraciones de Ursula von der Leyen en la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde propuso congelar las reglas fiscales para aumentar el gasto en defensa, han abierto un debate sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas europeas en un entorno de bajo crecimiento.

En Asia, la situación es dispar. China ha comenzado el año con dificultades, con un mercado inmobiliario que sigue deteriorándose y ventas de viviendas en caída libre. La inflación repuntó levemente en enero hasta el 0,5% interanual, pero este aumento parece estar impulsado principalmente por factores estacionales relacionados con el Año Nuevo Lunar, más que por una recuperación genuina de la demanda. En Japón, aunque las tensiones comerciales con Estados Unidos no han alcanzado el nivel de las disputas con Europa y China, la incertidumbre sobre posibles medidas futuras sigue pesando sobre las perspectivas económicas del país. A nivel interno, las negociaciones salariales en Japón han cobrado relevancia, con expectativas de un incremento del 5% en los sueldos, lo que podría respaldar el consumo en los próximos meses y facilitar la normalización de la política monetaria del Banco de Japón.

Los mercados emergentes también han sido testigos de movimientos significativos en los últimos días. En América Latina, las economías de Brasil y México han mostrado signos de desaceleración, con datos económicos que apuntan a una pérdida de impulso en el crecimiento. En México, el PIB del cuarto trimestre registró una contracción del 0,6%, lo que ha generado preocupaciones sobre la capacidad del país para sostener su ritmo de expansión en 2025. En Brasil, los indicadores de actividad han comenzado a reflejar los efectos de una política monetaria más restrictiva, con una desaceleración en el sector de servicios y una caída en la producción industrial.