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Claves semanales del 2 al 6 de diciembre de 2024

BBVA AM España

02 de diciembre de 2024

Quizá lo más relevante de la semana fue la nueva amenaza arancelaria que Trump lanzó contra sus vecinos del norte y del sur a través de sus redes sociales. Concretamente, el presidente electo aseguró que impondría aranceles adicionales a China, México y Canadá. Para China, prometió un arancel adicional del 10%, mientras que amenazó a México y Canadá con un arancel del 25% sobre todas las importaciones. Como justificación, Trump destacó la entrada de drogas y migrantes desde estos países.

Monitor de mercado

Aunque la imposición del arancel a China es más que probable, las amenazas para los países vecinos parecen seguir la estrategia que el propio Trump desplegó en su anterior mandato y es muy posible que no sea otra cosa que un medio para ganar influencia de cara a las negociaciones sobre inmigración que sin duda llegarán cuando tome posesión el nuevo inquilino de la Casa Blanca. En efecto, el 31 de mayo de 2019, el entonces presidente Trump amenazó con imponer aranceles a México, que se incrementarían gradualmente hasta el 25% y que se levantarían solo si México tomaba acciones efectivas para frenar la inmigración ilegal. La amenaza arancelaria se retiró el 7 de junio, cuando México acordó ayudar a frenar la oleada de inmigrantes.

Ahora, tanto la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum como el primer ministro canadiense Justin Trudeau, ya han respondido a Trump, diciendo que discutirán estos temas con la nueva administración con rapidez. Por otra parte, de confirmarse, estos aranceles a México y Canadá romperían el T-MEC, uno de los logros emblemáticos de Trump durante su primer mandato, lo que hace poco probable a nuestros ojos que terminen imponiéndose.

Los nombramientos del nuevo presidente electo también se siguieron sucediendo durante la semana pasada. Algunos de los nombres propuestos por Trump han sido controvertidos, como el de Pete Hegseth para el Departamento de Defensa o Robert F. Kennedy Jr. para el Departamento de Salud. De hecho, algunos de los candidatos nominados podrían tener dificultades para ser confirmados por el Senado. Por ejemplo, Matt Gaetz, la elección de Trump para ser el nuevo Fiscal General, se retiró después de constatar que no tendría apoyos suficientes en la Cámara Alta estadounidense.

Sin embargo, en los puestos económicos críticos, las nominaciones del nuevo presidente han sido mejor recibidas, destacando el nombramiento de Scott Bessent como el nuevo Secretario del Tesoro, una elección mucho más ortodoxa de lo que muchos habían temido. Bessent es un profesional de la gestión de activos que tiene un perfil más técnico que político. Se espera que las políticas de Bessent serán positivas para el crecimiento económico estadounidense y para el control del déficit público, que quiere llevar al 3% sobre el PIB antes del fin de la legislatura. Bessent sostiene que impulsar el crecimiento económico es compatible con una bajada del déficit, al considerar que existe mucho gasto público innecesario que puede ser eliminado.

Asimismo, Trump ha nominado a Howard Lutnick para dirigir el Departamento de Comercio. Aunque Lutnick apoya la agenda arancelaria, es probable que no sea tan radical como lo hubiera sido Robert Lighthizer. En la misma línea, se espera que Trump nombre a Kevin Hassett, su ex jefe del Consejo de Asesores Económicos, para dirigir el Consejo Económico Nacional. Hassett ha expresado escepticismo sobre algunas de las propuestas de Trump, por ejemplo, la bajada de impuestos corporativos desde el 21% hasta el 15%.

Dicho esto, Trump también ha seleccionado a Jamieson Greer para actuar como su nuevo Representante Comercial. Greer ha expresado puntos de vista estrechamente alineados con los de Trump sobre la necesidad de imponer aranceles y otras acciones enérgicas para contener a China y proteger a las industrias estadounidenses.

En definitiva, desde su victoria electoral, el presidente electo no ha perdido el tiempo y ha acelerado sus nombramientos, adelantando al mercado las políticas que planea implementar. Es evidente que el Trump de 2024 está mucho más preparado que el de 2016 y que tiene un plan económico y político bien diseñado en la cabeza. Sin embargo, es probable que el pragmatismo gane finalmente la batalla al idealismo y que las políticas finalmente adoptadas por el nuevo presidente sean mucho menos radicales de lo prometido en campaña.

Aunque parece claro que habrá un endurecimiento arancelario, sobre todo contra China, es dudoso que las subidas de tarifas alcancen el 60% prometido. Creemos que China aceptaría cierta subida arancelaria sin represalias comerciales, pero entraría en una guerra comercial abierta si la presión pasa de un determinado nivel. Del mismo modo, damos por hecho un menor flujo de inmigración y un aumento de las deportaciones, aunque no creemos que se expulse del país a los millones de inmigrantes que permanecen en situación irregular. En el ámbito impositivo, es también muy probable que se extiendan los recortes de impuestos de la TCJA, pero es más dudoso que vayan a recortarse de nuevo los impuestos corporativos.

Es necesario cruzar el Atlántico para encontrar el otro foco de interés político de la última semana, que no es otro que Francia y su inestabilidad parlamentaria. Concretamente, el problema principal es el presupuesto de 2025, que es poco probable que se apruebe a menos que el gobierno invoque el artículo 49.3 de la constitución francesa.

Este artículo refleja la voluntad de conformar un Gobierno fuerte y estable en el que la función legislativa y de control de la Asamblea Nacional queda subordinada al Ejecutivo. Se trata de una combinación de cuestión de confianza y moción de censura que proporciona un arma constitucional en favor del Primer Ministro. Por tanto, se espera que esta acción desencadene una moción de censura que ya se da por hecho que recibirá el apoyo de la izquierda. Si el partido RN (Agrupación Nacional) se une a la izquierda y apoya la moción, el gobierno francés se enfrentaría al colapso.

En este sentido, el partido de Marine Le Pen ha señalado su intención de votar a favor de la moción de censura, argumentando que el gobierno no ha tenido en cuenta sus líneas rojas y sus propuestas fiscales en el presupuesto. La oferta del primer ministro Barnier de eliminar el aumento propuesto en los precios de la luz, una de las líneas rojas de RN, fue considerada insuficiente.

Sin embargo, es poco probable que Le Pen tenga mucho que ganar dejando caer ahora al gobierno, ya que no se pueden celebrar otras elecciones legislativas hasta el año próximo. Una medida de este tipo generaría inestabilidad política en un momento en el que RN está tratando de construir una imagen de fortaleza institucional de cara a las elecciones presidenciales de 2027. Teniendo en cuenta todo esto, y aunque el riesgo de que la moción de censura tenga éxito es muy alto, es posible que pueda alcanzarse finalmente alguna solución de compromiso sobre el presupuesto.

Si el gobierno y su propuesta presupuestaria caen, los impuestos y el gasto de 2024 se extenderían a 2025, lo que implicaría un déficit público en 2025 superior al 6% del PIB, muy por encima del objetivo del gobierno del 5%. Del mismo modo, el presidente Macron tendría que nombrar un nuevo primer ministro, que es probable que sea elegido por la misma coalición minoritaria, lo que dejaría al nuevo gobierno en la misma posición precaria que el actual.

En el ámbito macroeconómico, los datos conocidos en Estados Unidos fueron mixtos, aunque en general reforzaron la expectativa de gradual enfriamiento económico en el cuarto trimestre de 2024. El deflactor subyacente del consumo privado, la métrica de inflación preferida de la Reserva Federal, se aceleró en octubre hasta el 0,27% mensual, lo que subraya la reciente consolidación de la inflación, tras la caída que experimentó durante los meses de verano. Mientras tanto, las actas del FOMC de noviembre informaron de unos riesgos equilibrados y el Comité consideró que los ajustes graduales eran lo más apropiado.

Por su parte, los datos de esta semana confirmaron que la economía de la eurozona se mantendrá estancada en la parte final del año. La encuesta IFO alemana se deterioró de forma adicional y el indicador de sentimiento económico de la Comisión Europea se mantuvo estable en los 95,8 puntos, todavía muy por debajo de su media de largo plazo. Además, las ventas minoristas cayeron un 1,5% mensual en Alemania y un 0,4% mensual en Francia. En general, podemos decir que la prolongada debilidad del sector manufacturero se está extendiendo al sector servicios, en un entorno de tensiones comerciales crecientes e incertidumbre política.

La inflación general en la eurozona aumentó hasta el 2,3% interanual en noviembre, en línea con las expectativas, debido principalmente a efectos de base desfavorables en el componente energético. La inflación subyacente se mantuvo estable por tercer mes consecutivo en el 2,7% interanual, con una leve disminución de la inflación de servicios al 3,9% interanual, un nivel todavía elevado a ojos del BCE. El dato de IPC consolida las expectativas de un nuevo recorte de 25 puntos básicos en la reunión de diciembre.