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Claves semanales del 29 al 2 de agosto de 2024

BBVA AM España

30 de julio de 2024

La reunión de política monetaria de la Fed de esta semana entrante cobró un mayor interés durante las últimas jornadas, tras conocerse algunas declaraciones influyentes (en particular las del anterior presidente de la Fed de Nueva York) favorables a un primer recorte de tipos en julio, sin necesidad de esperar a septiembre, lo que contrasta con la posibilidad de que el Banco de Japón decida subir finalmente tipos en su próxima reunión. Si bien el movimiento de la autoridad monetaria japonesa parece una posibilidad real, un recorte de tipos de la Fed resulta altamente improbable. En cuanto a las expectativas del mercado, se mantienen firmemente ancladas en la apuesta por un primer recorte en el precio del dinero en septiembre y uno o dos recortes más antes de finalizar el año.

Monitor de mercado

La relajación de expectativas de las últimas semanas, de la mano de unas sorpresas económicas bajistas, sitúa al mercado claramente por debajo de la mediana de expectativas de tipos de la reunión del FOMC de junio.

Sin duda uno de los principales argumentos para que se hayan consolidado las expectativas de recortes en las últimas semanas ha sido la moderación de los datos de inflación del segundo trimestre del año, que han prolongado la senda de moderación interanual y han recortado drásticamente las tasas de variación mensual, de nuevo coherentes con la normalización de la inflación. Sin embargo, ni las declaraciones desde la Fed, ni la persistente resiliencia económica hacen presagiar que el primer recorte de tipos pudiese producirse ya en julio. Y las pocas dudas se disipabaron por completo el pasado jueves, cuando el dato del PIB del segundo trimestre sorprendía al alza, con un crecimiento anualizado del +2,8%. Si bien los últimos análisis apuntan a una aceleración un tanto engañosa, pero que parece suficiente para reforzar el deseo de la Fed de esperar a septiembre.

Más dudas ofrece la reunión de política monetaria del Banco de Japón de esta semana. Si bien la inflación se mueve en la dirección prevista por el banco central, la debilidad del consumo y de los salarios reales pueden llevar a esperar al menos hasta septiembre para una posible subida de tipos. Además, el yen se está apreciando recientemente, reduciendo la brecha con el diferencial de rentabilidad y anticipando futuros recortes de la inflación.

En el frente macroeconómico, los indicadores en EEUU tendieron a sorprender por su fortaleza, en particular la primera estimación del PIB 2T24. Si bien es cierto que partidas como la acumulación de existencias y el gasto público aportaron más de lo esperado, al igual que la inversión fija no residencial. Pero el aumento de la inversión se debió a motivos excepcionales (Boeing) y el del consumo parece insostenible a la vista del moderado crecimiento de la renta disponible. El deflactor del consumo sorprendió también al alza, pero mantuvo el mensaje de moderación (caída hasta el 2,9% anualizado desde el 3,7% anterior). Otros indicadores incidieron también en el mensaje de fortaleza, como la moderación del paro semanal o el repunte de los pedidos subyacentes de bienes de capital, que, en cualquier caso, siguen señalando que el aumento de la inversión en bienes de equipo en el 2T ha sido anómalo (Boeing).

En Europa, dentro de las más recientes señales de moderación económica, destacan los índices PMI preliminares publicados el pasado miércoles en la Eurozona. Se produjo el esperado retroceso en el sector servicios y también un inesperado retroceso en el sector manufacturero, que, entre otros factores, recoge la debilidad de la demanda china. Los datos refuerzan la perspectiva de un nuevo estancamiento económico de la Eurozona.

Por el lado político, Biden por fin se retiró, colocando a su vicepresidenta, Kamala Harris, en la carrera por la Casa Blanca, y aunque en los primeros días hubo algunas dudas, Harris ha conseguido los avales suficientes para presentarse como candidata y lo más probable es que sea ella la que se enfdrente contra Donald Trump. La próxima convención demócrata de agosto, será muy probablemente el escenario donde se confirme oficialmente su candidatura, y donde podría darse algún golpe de efecto, escenificándose el apoyo de alguno de los referentes que todavía no se ha manifestado respecto a Harris, como Obama o Pelosi.

Las encuestas que sondeaban un hipotético enfrentamiento Harris-Trump, antes de que fuera señalada como candidata, mostraban un margen a favor de Trump más corto que las encuestas que sondeaban el enfrentamiento entre Biden y Trump. Ahora, con Harris recién colocada en la palestra, y antes de conocer cuál sería el equipo que la acompañaría, ha conseguido dar un impulso en las encuestas, colocándose incluso por delante de Trump y rentabilizando un renovado optimismo de los que no querían a Trump en la Casa Blanca, pero que se sentían frustrados con la posibilidad de que un enfermo Biden gobernara el país.

Está por ver que Harris consiga aumentar, o consolidar, esta ventaja hasta noviembre, y las apuestas por el momento apuntan a que no lo conseguirá. No obstante, las apuestas, también están recogiendo el efecto Harris, y Trump ha visto reducidas sus opciones, y el impacto positivo que para las apuestas a favor de Trump había tenido el desastroso debate televisivo de Biden del 27 de junio o el atentado contra Trump del 13 de julio, se ha moderado con la llegada de Harris.

Harris no cuenta con mucha popularidad, aunque tampoco Trump, y su paso al frente de los últimos días le está trayendo réditos y mejorando la percepción de los estadounidenses respecto a su figura, que había estado muy desdibujada durante el mandato de Biden.