Claves semanales del 3 al 7 de marzo de 2025
03 de marzo de 2025
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La creciente incertidumbre generada por la política económica de Estados Unidos está empezando a afectar tanto a la actividad interna como al panorama global. En la última semana, la administración de Trump ha desplegado una serie de medidas que incluyen nuevos aranceles a China, México, Canadá y amenazas a la Unión Europea, acompañadas de anuncios contradictorios que han generado confusión en los mercados. En particular, las tarifas a China aumentarán otro 10% el 4 de marzo, sumándose a las ya impuestas anteriormente. También se ha dejado abierta la posibilidad de aranceles del 25% a las exportaciones europeas, lo que ha provocado preocupación en sectores como el automotriz y el industrial.
Monitor de mercado


Al mismo tiempo, el gobierno ha ordenado a las agencias federales que presenten planes para reducir drásticamente la plantilla funcionarial, con el objetivo de eliminar hasta 300.000 empleos, además de los despidos de otros 190.000 trabajadores con contrato temporal. No obstante, estas acciones enfrentan desafíos legales y existen dudas respecto del recorte de empleo público que se acabará produciendo.
Desde el punto de vista fiscal, la administración ha anunciado su intención de lograr un presupuesto equilibrado en uno o dos años, basado en un plan que contempla recortes de gasto por un total de 2 billones de dólares. Sin embargo, dado que estos recortes se implementarán de manera gradual en la próxima década, su impacto en la reducción del déficit, que sigue proyectado en torno al 6% del PIB, es cuestionable.
Por último, en el frente de la política exterior, la firma del esperado acuerdo entre EE.UU. y Ucrania sobre la explotación de minerales estratégicos fue abruptamente cancelada tras un desacuerdo de último minuto entre los presidentes Trump y Zelenski. El fracaso de esta negociación pone en duda el apoyo de Washington a Kiev y podría exigir el desarrollo de nuevas estrategias de financiación para Ucrania en el contexto del conflicto con Rusia.
Este clima de incertidumbre está afectando el consumo y la inversión empresarial. Encuestas recientes, como el índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan y el del Conference Board, han mostrado caídas significativas, con un aumento en las preocupaciones sobre las políticas comerciales. La actividad empresarial también refleja esta tendencia y los indicadores PMI apuntaron a una desaceleración en las expectativas de crecimiento. Además de en las encuestas, tuvimos también evidencia de debilidad en los datos de actividad reales. Por ejemplo, el gasto personal real en Estados Unidos cayó un 0.5% en enero, en parte como efecto de una reducción del consumo tras la acumulación de bienes en anticipación a los aranceles, pero también reflejando una mayor cautela por parte de los consumidores. Al mismo tiempo, la tasa de ahorro aumentó a su nivel más alto desde junio del año pasado. En el comercio exterior, el déficit comercial de bienes se amplió de manera inesperada en diciembre, con un incremento en las importaciones de productos industriales y petróleo, posiblemente impulsado por el adelanto de compras ante la incertidumbre arancelaria.
Europa, por su parte, enfrenta un entorno igualmente complejo. La actividad en la eurozona sigue mostrando signos de estancamiento, con los PMI y las encuestas de confianza aún en niveles bajos. En Alemania, en particular, el índice IFO de febrero reflejó un deterioro adicional en el componente de situación actual, subrayando lo complejo de la situación económica del país germano. Además, la posibilidad de que EE.UU. imponga aranceles adicionales sobre las exportaciones europeas añade otro factor de riesgo. La incertidumbre también se extiende al ámbito fiscal, con Alemania debatiendo una posible flexibilización de su freno a la deuda para permitir un mayor gasto en defensa e infraestructura, aunque cualquier decisión en esta dirección enfrentará obstáculos políticos y legales.
Pese a estos desafíos, los bancos centrales han optado por la cautela. La Reserva Federal mantiene su enfoque de esperar antes de realizar recortes de tipos, argumentando que la inflación sigue siendo un riesgo latente, especialmente si los nuevos aranceles generan presión sobre los precios. Aunque los mercados han ajustado sus expectativas con la esperanza de una política monetaria más laxa, la Fed ha dejado claro que no intervendrá a menos que haya una contracción económica significativa o un progreso evidente en materia de inflación.
En Europa, el BCE enfrenta un dilema similar: aunque el crecimiento se ha debilitado, la inflación aún no ha cedido lo suficiente como para justificar recortes inmediatos. Se espera que la entidad continúe avanzando en su ciclo de flexibilización monetaria y vuelva a recortar tipos esta semana, pero manteniendo un enfoque gradualista. Mientras tanto, otros bancos centrales, como el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón, también han optado por una postura de paciencia, evaluando cuidadosamente el impacto de las condiciones financieras antes de modificar su estrategia.