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Cómo prevenir errores al invertir

BBVA AM España

31 de octubre de 2023

En estos dos artículos ya tratamos sobre los principales errores en los que suelen caer las personas no familiarizadas con el mundo de la inversión:

Hoy queremos tratar otros errores que se pueden producir no solo en personas poco familiarizadas con la inversión, sino también en personas con conocimientos financieros incluso en el caso de inversores 

Evitar la parálisis por el análisis

Para obtener buenos resultados, se deben recopilar los datos y analizar los mismos. Pero también se deben tomar decisiones basadas en los conocimientos adquiridos con la experiencia.

La labor de análisis es fundamental, pero a veces el inversor o analista se encuentra con demasiada información, lo que hace además que los datos relevantes puedan quedar tapados por un exceso de información (este es el llamado efecto diluido). Para invertir con éxito, se debe saber cuándo actuar con la información disponible.

Se debe tomar la mejor decisión posible con la información de la que dispongo. Y puede tratarse de decisiones complicadas:  en eso consiste el trabajo de un gestor de activos.

No comprobar la información disponible sobre el valor

Los analistas y gestores de activos deben conocer los balances, las cuentas de pérdidas y ganancias, y el resto de estados financieros de las compañías y dialogar sus directivos. No obstante, no se trata de tener una fe ciega: se debe aplicar una dosis correcta de sano escepticismo a los estados financieros de las compañías y a las informaciones de los directivos que las gestionan.

No caer en el sesgo de la confirmación 

Como consecuencia del sesgo de la confirmación, cuando buscamos información, muchas veces lo hacemos atendiendo sólo a aquella que confirma nuestras sospechas u opiniones. Podemos incluso distorsionar los nuevos datos para adaptarlos a nuestras opiniones.

Si ese primer análisis ha sido positivo, adaptaremos aquellos datos que no encajen con la teoría asumida gracias al sesgo de la confirmación, y desestimaremos directamente los análisis negativos que hagamos gracias a este sesgo de la conservación (que es la tendencia a darle más importancia al primer análisis, si este ha sido positivo, y desestimar la nueva información que recibimos).

Como todas las personas, los gestores de activos inversión pueden ser víctimas de sus propios sesgos y emociones, y caer en el sesgo de confirmación, es decir, la tendencia a buscar información que confirme sus sesgos previos. 

Ya se sea un gestor de activos profesional, un inversor profesional o un inversor particular, la persona debe cuestionarse su propio punto de vista y prepararse para actuar con rapidez cuando las circunstancias cambien.

No saber retirarse a tiempo

Invertir con éxito a largo plazo resulta complicado: por ejemplo, identificar de forma sistemática compañías cuyas acciones puedan generar rentabilidades superiores a lo largo del tiempo. Pero las compañías exitosas también pueden caer, por lo que contar con una fuerte disciplina de ventas de activos y cumplirla puede resultar igual de importante.

Se suele decir que no se trata tanto de con qué frecuencia un inversor o un gestor de activos acierta o se equivoca, sino de cuánto dinero gana cuando acierta y cuánto pierde cuando se equivoca.

Los estudios de finanzas conductuales han demostrado que a los inversores les resulta diez veces más difícil asumir una pérdida en la vida real que sobre el papel (además, demostraron que una pérdida nos duele 2,5 veces más que una ganancia- Kahneman y Tversky-). Todos tenemos un sesgo emocional que nos lleva irracionalmente a intentar reducir nuestras pérdidas.

Por lo tanto, la disciplina de abandonar una inversión cuando ya no ofrece buenos resultados puede ser muy importante a la hora de invertir con éxito. Los inversores a largo plazo deben estar dispuestos a cambiar de rumbo cuando una inversión deja de funcionar. 

Saber cuándo vender una posición y seguir adelante puede ser tan importante como saber cuándo comprarla.