Consejos para inculcar a los más pequeños el hábito del ahorro

Los hábitos se interiorizan mejor cuanto antes los trabajemos. El del ahorro no es una excepción

Los beneficios del ahorro están fuera de toda duda. Nos permiten hacer realidad sueños, lograr propósitos que no pueden alcanzarse en el corto plazo y, además, vivir más tranquilos, en la medida que, como dice la sabiduría popular, “el que ahorra siempre tiene”. No obstante el ahorro, pese a sus múltiples beneficios, no deja de suponer un sacrificio para el que lo lleva a cabo. A fin de cuentas, el ahorro supone sacrificar consumo presente por consumo futuro. Y en una sociedad en la que a menudo prima el cortoplacismo, esto es un gran sacrificio. El máximo exponente de ello es, seguramente, el ahorro para la jubilación: tres o cuatro décadas ahorrando para un momento de la vida que se percibe como muy lejano. Hoy en día es más necesario que nunca ahorrar para la jubilación, pero los sacrificios, cuando la recompensa no está cercana, se hacen cuesta arriba.

El hábito del ahorro, como cualquier otra práctica recurrente, se consigue adquirir con práctica y recurrencia. Pero, además, con antelación. Por ello, es muy importante que los niños se familiaricen con este importante hábito. Evidentemente, hay que enfocar este reto a base de objetivos estimulantes y alcanzables para los más pequeños. De ninguna forma van a empezar comprendiendo que deben ahorrar para su futura jubilación, aunque tampoco es malo que se vayan familiarizando con la idea de que, algún día, serán mayores y querrán vivir lo más tranquilos que sea posible.

Los niños, más si cabe que los adultos, tienen tendencia a buscar la recompensa a muy corto plazo. Por ello, hay que tener paciencia en la tarea de introducirles en el hábito del ahorro. Sin embargo, hay ciertas pautas que pueden ser de ayuda. Toma nota.

¿Quieres algo? Ahorra para conseguirlo

Los niños no perciben rentas, más allá de la paga o los regalos que les puedan hacer sus padres. Por tanto, su capacidad de ahorro es limitada. Pero sí podemos instarles a ahorrar pequeñas cantidades para ir logrando modestas recompensas. Empezarán a saborear las bondades del ahorro.

Hacerles partícipes de la economía familiar

La economía de un adulto es algo que puede desbordar a los niños, pero sí se les puede transmitir la idea de que los padres trabajan para pagar las necesidades de la familia y que también deben ahorrar y sacrificarse para adquirir ciertas cosas. Es bueno que vayan teniendo conciencia de que el dinero debe administrarse.

No se puede tener todo

Los niños lo quieren todo (los adultos también, no nos engañemos), y es importante trasladarles que no se puede tener todo, y que no es necesario tenerlo todo para llevar una vida plena. Aquí entra el concepto de la elección. Empezarán a priorizar y a valorar el arte de la elección. ¿Quieres cinco juguetes? Solo puedes tener uno. Elige bien.

Incentivar el ahorro

Si hemos reconocido que el ahorro es sacrificio, es bueno premiarlo. Los niños funcionan muy bien con el estímulo de la recompensa. ¿Has ahorrado 50 euros? Enhorabuena, te voy a premiar con 10 euros adicionales. De ese modo, estará ansioso por volver a acumular otros 50 euros.

Darles acceso a productos financieros a su medida

Existen numerosas modalidades de cuentas de ahorro infantil. Es una buena forma de que se vayan familiarizando con procedimientos bancarios y financieros y de fomentar el ahorro periódico. Le hará ilusión ir a la ventanilla del banco a ingresar ese dinero que, con sacrificio, ha logrado ahorrar. Estas cuentas ofrecen además total liquidez, para que no deban someterse a esperas en el momento que se quieran dar un merecido capricho.

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