¿Es sostenible ligar las pensiones a la marcha del IPC?
15 de enero de 2020
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Es uno de los temas más controvertidos y discutidos en la política española. Es más, diferencia claramente a los partidos políticos más cercanos al centro-derecha de los de centro-izquierda.
Se trata de si es conveniente ligar el Índice de Precios al Consumo (IPC) a la revalorización anual de las pensiones. Con tantas vueltas como se ha dado a este tema se habló incluso de elaborar un índice específico para jubilados. En vez de utilizar la habitual cesta de la compra con la que el Instituto Nacional de Estadística (INE) nos dice si los precios han subido o bajado cada mes, se escogería una cesta distinta formada por los productos que habitualmente consumen los pensionistas jubilados.
El IPC fue una referencia para actualizar las pensiones públicas hasta el año 2013 cuando el Gobierno de Rajoy optó por introducir el concepto de Factor de Sostenibilidad que establecía el primer pago de la pensión en función de la esperanza de vida. Este concepto se unió al de Índice de Revalorización (IR) anual para las pensiones, debido al déficit que acumula la Seguridad Social encargada de hacer estos pagos. Ante la imposibilidad de autofinanciarse y tener que echar mano de los cheques del Tesoro Público o del ya famélico Fondo de Reserva de las Pensiones se consideraban otros aspectos para subir cada año las pensiones: ingresos, gastos y déficit de la Seguridad Social, aplicando una horquilla que va del 0,25% anual como mínimo al IPC más el 0,5% como máximo.
Tras el cambio de Gobierno en 2018, se eliminó el Índice de Revalorización y se optó por volver a indexar las pensiones a la evolución del IPC. Los analistas de BBVA Research calculan que con esta vuelta al IPC, el gasto en estas prestaciones subirá en 4.800 millones de euros en el periodo 2018-19 y hasta 2023 crecería hasta los 35.000 millones de euros.
Las posturas para subir las pensiones cada año están muy polarizadas. Los partidos de centro-izquierda quieren que el IPC siga siendo la referencia, mientras que los de centro-derecha apuntan que además del coste de la vida habría que introducir otras variables como la evolución de la economía, medida a través del Producto Interior Bruto, y el conjunto de los salarios.
Paradojas de la economía, el hecho de ligar pensiones o salarios al coste de la vida era una medida que pretendía evitar el descontrol del IPC en países de elevadas tasas de inflación, como era el caso de la España pre-euro. Ahora la subida de los precios no preocupa a nadie y el Banco Central Europeo (BCE) cuya principal misión en política monetaria es lograr que la inflación no suba del 2% en la eurozona, intenta empujar la economía con tipos negativos esperanzado en que la inflación crezca.
Pero siempre es difícil saber qué puede beneficiar más a los pensionistas. En 2019 la inflación en España se situó en el 0,33% la más baja del año, que empezó en el 0,98%. Es posible que otros indicadores como el PIB o el alza de los salarios (2%) serían este año más positivos para los pensionistas.
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