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La riqueza financiera de las familias españolas se duplica, a la búsqueda de nuevos destinos para invertirla

BBVA AM España

15 de enero de 2020

El excesivo peso de los depósitos en la riqueza financiera de los españoles constituye una serie amenaza debido al efecto erosionador de la inflación. Urge un cambio de mix hacia las instituciones de inversión colectiva (fondos de inversión y planes de pensiones) con exposición controlada a activos de riesgo y vocación de largo plazo.

Las familias españolas nunca tuvieron tanta riqueza financiera (depósitos, acciones, bonos, fondos de inversión, de pensiones) –obviamente no incluye la vivienda- con un ahorro por valor de 2,34 billones de euros. Si a esta ingente suma de dinero le restamos las deudas contraídas por las familias que ascienden a 773,9 millones de euros (el grueso son hipotecas con 682.00 millones) resulta una riqueza financiera neta de 1,57 billones de euros. Este dinero sería más que suficiente para pagar la deuda del Estado que ronda el billón de euros.

Además somos uno de los países con mayor riqueza inmobiliaria y supera los 6 billones de euros. En concreto, un 83% de los hogares tiene una vivienda en propiedad y hasta un 40% una segunda residencia, muy por encima del 61% y 24% de media que registra la eurozona. Una inversión excesiva teniendo en cuenta que la vivienda también se deprecia como ocurrió en la reciente crisis iniciada en 2008 y la falta de liquidez de los ladrillos frente a los activos financieros. Además, a diferencia de éstos, la compra de la vivienda tiene un coste añadido en torno al 15% de su valor por los impuestos, notario, registros y tasación. En Europa el peso de los activos financieros está mucho más equilibrado en relación con los inmobiliarios que tienen estos inconvenientes.

915.000 millones de euros lo atesoran las familias en liquidez o en cuentas corrientes y depósitos bancarios. Esto supone que cuatro de cada diez euros ahorrados por las familias se encuentran en estos productos sin rentabilidad

Estos 1,57 billones de riqueza financiera neta son el doble de lo que tenían los españoles hace solo diez años, según datos del Banco de España actualizados hasta el primer semestre de 2019. Pero con estas cifras tan positivas de las familias que han reducido su endeudamiento de manera significativa en los últimos años tras el boom de la vivienda que se inició en el 2000, tienen un contrapunto negativo. 915.000 millones de euros lo atesoran las familias en liquidez o en cuentas corrientes y depósitos bancarios. Esto supone que cuatro de cada diez euros ahorrados por las familias se encuentran en estos productos sin rentabilidad. Un dinero que con la actual situación de los tipos no les genera ninguna ganancia y, además, ya existe la amenaza de que se empiece a cobrar por estos depósitos de igual modo que el Banco Central Europeo (BCE) exige el 0,5% a los bancos por guardar el dinero.

Después de los depósitos la otra gran partida de las familias es en acciones no cotizadas con 331.000 millones de euros que se explican en las participaciones en sus propias empresas. Pero volviendo al mercado financiero, son los fondos de inversión el tercer gran refugio de los ahorradores con 325.000 millones de euros. Curiosamente y pese a que 2019 está siendo un buen año para los fondos, esta abultada cifra representa 2.000 millones menos que al cierre de 2018. El mal comportamiento de los mercados hizo que muchos inversores particulares optasen por sacar el dinero de sus fondos en una maniobra equivocada a tenor de lo ocurrido con la marcha de los fondos este año. Los fondos de inversión representan el 13,8% del ahorro familiar. Un producto con claras ventajas fiscales y con el que es posible acceder a cualquier mercado financiero pero al que las familias no se acaban de lanzar de manera más decidida.

Los planes de pensiones y los seguros son el otro gran capítulo al que va dirigido el ahorro de las familias españolas. Concretamente en planes han invertido 170.000 millones de euros y en seguros 192.000 millones. El ahorro en planes de pensiones supone algo menos de un 7% del total del ahorro financiero pese a la preocupación existente sobre el futuro de las pensiones públicas, un porcentaje que está por debajo de la media europea.

Las instituciones de inversión colectiva (fondos de inversión y planes de pensiones), junto con los seguros de ahorro (unit linked) todavía no han conectado con el ahorrador medio español como lo evidencia su menor peso frente a los depósitos bancarios. En un entorno de tipos cero que va a permanecer bastantes años es conveniente que los hogares españoles inviertan con visión de largo plazo para rentabilizar su ahorro. Los productos asociados a instituciones de inversión colectiva (fondos y planes) permiten beneficiarse de la evolución de los mercados financieros que, con la debida diversificación por tipo de activo (renta fija/renta variable) y por exposición geográfica, pueden generar rendimientos que hagan posible al ahorrador defenderse de la inflación. A pesar de que el inversor español se declare conservador hay grados de riesgo en fondos de inversión y planes de pensiones que le permiten invertir sin exponer demasiado su patrimonio financiero (carteras de fondos o fondos perfilados con porcentaje de activos de riesgo que no superen el 20%, por ejemplo).

El ciudadano medio español debe considerar cada vez más este tipo de productos que por liquidez, diversificación, gestión profesional y bajo coste son la mejor opción para depositar su patrimonio financiero en el largo plazo, más allá de los depósitos y el ladrillo. La industria debe seguir haciendo esfuerzos por la vía de la educación financiera y el asesoramiento de calidad para hacer más entendible este hábito financiero.

Daniel Blanco Martín es experto en transformación digital de productos de inversión y seguros en BBVA Asset Management