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La Taxonomía en Finanzas Sostenibles: ¿Qué es y para qué sirve?

BBVA AM España

23 de febrero de 2021

Taxonomía parece un término difícil de entender, pero hace alusión a algo muy importante y en el fondo sencillo.

La palabra Taxonomía alude a la clasificación u ordenación en grupos de cosas que tienen unas características comunes.

La taxonomía europea de finanzas sostenibles es una nueva clasificación de las actividades económicas que contribuyen a conseguir los objetivos medioambientales de la Unión Europea, es decir, a mitigar y adaptarse al cambio climático. Este listado de actividades permite a los inversores saber objetivamente si una actividad contribuye significativamente a las metas de sostenibilidad de Europa.

La taxonomía busca aumentar la confianza en las llamadas inversiones verdes y en que éstas cumplan con unos criterios transparentes alineados con el Pacto Verde Europeo y los compromisos del Acuerdo de París sobre el cambio climático (COP21) para limitar el calentamiento mundial a por debajo de 2 grados, preferiblemente a 1,5 grados (en comparación con los niveles preindustriales), así como con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, es decir:

Con la implantación de la taxonomía, cualquier inversor que invierta en empresas que se auto – declaren como verdes, podrá saber hasta qué punto lo son.

La taxonomía enfocada en mitigación y adaptación al cambio climático fue adoptada por el Consejo Europeo en junio 2020.

La sostenibilidad como eje rector para construir la Nueva Economía mundial

La pandemia de COVID19, además de la crisis sanitaria, está sumergiéndonos en una etapa de recesión.

Muchos economistas argumentan que las fórmulas para salir de esta nueva crisis económica son las mismas que para afrontar la crisis del clima, que como indica el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico mundial es una de las principales emergencias y riesgos globales, y que si bien la prioridad de actuación sobre la misma ha postergada por la llegada de la pandemia pero que sigue ahí.

La crisis climática precisa de una acción decidida que reduzca a la mitad las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en 2030 y que nos lleve a la neutralidad en 2050, es decir que se emita a la atmósfera la misma cantidad de CO2 de la que se retira por distintas vías, lo que dejaría un balance cero, denominado huella cero de carbono.

El objetivo del Acuerdo de París es que la temperatura del planeta no ascienda por encima de 1,5° con respecto a la era preindustrial. 

Herramientas como la taxonomía europea serán clave para que las empresas puedan afrontar la necesaria transformación hacia esa nueva economía.

La taxonomía europea

La Unión Europea diseñó un plan en 2018 para contribuir a la canalización de capital privado hacia inversiones sostenibles. Un grupo de 35 expertos  establecieron una clasificación de 72 actividades que deben cumplir, de forma medible, con estos tres criterios

  • Contribuir a una economía neutra en carbono.
  • No dañar significativamente otros objetivos medioambientales.
  • Llevar a cabo su actividad con un mínimo de estándares éticos y laborales.

La taxonomía persigue alcanzar los siguientes 6 objetivos ambientales

  • La mitigación del cambio climático (es decir, evitar y reducir emisiones de gases de efecto invernadero)
  • La adaptación al cambio climático (es decir, alterar nuestro comportamiento, practicas, sistemas y forma de vida para proteger nuestra economía, a nuestras familias, y el entorno en el que vivimos)
  • Sostenibilidad y la protección de agua y los recursos marinos
  • La Transición hacia una economía circular, es decir, a un nuevo sistema económico y social que en la producción de bienes y servicios reduzca el consumo y el desperdicio de materias primas, de agua y de fuentes de energía.
  • La Prevención y el control de la contaminación 
  • La Protección y la restauración de la biodiversidad y de los ecosistemas

Para que una actividad económica esté alineada con la taxonomía europea, deberá de demostrar que contribuye a uno de los 6 objetivos ambientales anteriores y que no perjudica al resto, así como que cumple con las garantías sociales mínimas. 

El reglamento de la taxonomía de Unión Europea establece, por ejemplo, que las actividades de generación de energía que utilizan combustibles fósiles sólidos (ej., carbón, petróleo) no se consideren ambientalmente sostenibles y por lo tanto no pueden incorporarse a ella.

La Taxonomía y la Inversión Sostenible

Uno de los fines principales de la definición de estos criterios, y de la elaboración de la lista de actividades alineadas con la taxonomía europea, es incentivar al sector financiero a que el capital fluya hacia las inversiones que verdaderamente respondan a las necesidades de la agenda sostenible.

La taxonomía de la Unión Europea ayudará a que las entidades financieras y los distintos operadores e instrumentos de inversión (fondos y patrimonios, inversores institucionales, compañías de seguros, agencias de calificación, etc.) identifiquen los riesgos de inversión, así como las oportunidades que hay de la inversión sostenible.

La taxonomía brinda la oportunidad de construir un modelo de recuperación de la crisis de COVID19 y desarrollo diferente, como parte del Pacto Verde Europeo para la Recuperación, que nos dirigía a una economía descarbonizada, sostenible y resiliente. 

La lectura de este artículo, junto con  Las 10 claves del plan de acción sobre la financiación del crecimiento sostenible en la Unión Europea  y  La Implementación del plan de acción de Finanzas Sostenibles de la UE será válido por 1 hora de formación continua para la recertificación EIA, EIP, EFA, EFP, CFA y CAd. Puedes encontrar el test en la página de EFPA España y en la página de CFA Society Spain.