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Las claves semanales del 1 al 5 de julio de 2024

BBVA AM España

01 de julio de 2024

"Es la economía, estúpido" es una famosa frase acuñada por el asesor de Bill Clinton, James Carville, durante la exitosa campaña presidencial del expresidente en 1992. Sin embargo, una generación después, este dicho ya no parece ser cierto. Si las variables económicas como el crecimiento y el empleo fueran lo más importante para los votantes, el actual presidente estadounidense debería tener una cómoda ventaja en las encuestas y un desempleo en mínimos históricos en Europa impediría el actual alejamiento de los votantes europeos del centro político.

Monitor de mercado

El predominio de la economía como factor decisivo en las elecciones parece haber dado paso a lo contrario. Ahora, con la creciente sensación de muchos electores de que los políticos se alejan de sus problemas reales, son las elecciones las que afectan a la economía, no al contrario.

Y durante los próximos días, comienza la acción. La primera vuelta de las elecciones legislativas francesas tuvo lugar el pasado domingo. Parece que los resultados se ajustan bastante a lo que predecían las encuestas y la Agrupación Nacional de Le Pen obtuvo cerca del 33% de los sufragios. Sin embargo, las incertidumbres sobre las proyecciones de escaños para la nueva Asamblea Nacional siguen siendo elevadas. En estos momentos, no se puede descartar una mayoría absoluta para el partido Agrupación Nacional y sus aliados, aunque el escenario más probable es el de un parlamento sin mayoría absoluta con un gobierno débil o sin posibilidad de formar gobierno.

Al otro lado del Canal de la Mancha, las elecciones generales del Reino Unido tendrán lugar el próximo jueves. A diferencia de Francia, el resultado parece mucho menos incierto: las encuestas y las proyecciones de escaños sugieren que los laboristas ganarán una cómoda mayoría y podrán formar gobierno. La agenda política laborista se centrará en la prudencia fiscal y en un mayor alineamiento con la UE. Esta política no debería ser un obstáculo para las benignas expectativas económicas del país, que podría seguir recuperándose en la segunda mitad del 2024, gracias a la desinflación y al inicio del proceso de flexibilización monetaria del Banco de Inglaterra.

En Estados Unidos, el crucial primer debate presidencial televisivo entre Biden y Trump, reavivó las preocupaciones sobre la edad del presidente y su aptitud para el cargo. El pobre desempeño de Biden en el debate, intensificó las dudas sobre si finalmente será el candidato demócrata en las elecciones del 5 de noviembre. Algunos líderes del partido azul han pedido ya a Biden que renuncie a la candidatura, por lo que los mercados estarán muy atentos a la evolución de los acontecimientos en los próximos días. La gran duda es si, llegado el caso, la renuncia se produciría antes de la convención demócrata de agosto, o después de esta fecha, en la que ya no serían las bases, sino la cúpula del partido, la que elegiría al nuevo candidato. En las quinielas, suenen los nombres de Harris, los gobernadores Whitmer y Newson o, quizá con más probabilidad, Michelle Obama.

De vuelta en el Viejo Continente, los efectos de la incertidumbre política ya se están dejando notar en las encuestas de confianza. Tras la importante caída de los PMI preliminares de junio en la eurozona, el indicador de confianza económica de la Comisión Europa también cayó ligeramente la semana pasada. Del mismo modo, la importante encuesta IFO de clima empresarial de Alemania siguió el mismo camino, arrastrada por el sector manufacturero y el componente de expectativas. Por otra parte, los nuevos datos crediticios del BCE del mes de mayo no fueron mucho más alentadores. Aunque la oferta monetaria se aceleró ligeramente, impulsada por los préstamos a empresas no financieras, la mayor parte de la nueva financiación se negoció a plazos inferiores a un año, lo que denota poca confianza por parte de las empresas para acometer nuevos proyectos de inversión.

En general, los indicadores macroeconómicos publicados en Estados Unidos, fueron consistentes con una economía que pierde impulso, aunque sin dar señales de desaceleración alarmantes. Así, el consumo personal del primer trimestre se revisó a la baja, mientras que se deterioró la inversión empresarial en el mes de mayo y el total de solicitantes de subsidios por desempleo alcanzó máximos que no se veían desde el año 2021. Los gastos personales también quedaron por debajo de lo esperado, alimentando la expectativa de una mayor cautela del consumidor. La actividad inmobiliaria también perdió fuerza en el mes de mayo, lastrada por los elevados tipos hipotecarios y la escasez de oferta de vivienda a la venta.

Terminamos el comentario de apertura con las lecturas de inflación que se publicaron el viernes a ambos lados del Atlántico. Como era de esperar, el deflactor del consumo privado del mes de mayo en Estados Unidos, mostró un modesto crecimiento, en línea con las señales que proporcionaron con anterioridad el IPC y los precios de producción. El PCE general se mantuvo estable y la tasa subyacente subió sólo un 0,08% mensual, tras el 0,26% de abril. La moderación vino impulsada por los servicios básicos no relacionados con la vivienda, que a su vez reflejaron caídas en componentes volátiles, como el transporte y los servicios financieros. Aunque la lectura de junio pueda acelerarse de nuevo, es probable que la Reserva Federal haya ganado confianza en que la inflación se dirige hacia sus objetivos del 2%, lo que abre la puerta a la primera bajada de tipos en el mes de septiembre.

En Europa, los datos preliminares de inflación de junio publicados para Francia, España e Italia estuvieron en línea con las expectativas del consenso. Sobre la base de estas publicaciones y de las proyecciones para la inflación alemana, es probable que el IPC para el conjunto de la eurozona retome su tendencia a la baja en el mes de junio.