Nota especial: «La geopolítica complica el escenario»
11 de octubre de 2023
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El pasado sábado 7 de octubre, de madrugada, la organización palestina Hamás lanzó un ataque sorpresa sin precedentes sobre Israel, con la infiltración de decenas de hombres armados, secuestros de civiles y soldados, junto con un intenso lanzamiento de cohetes.
Se trata del peor ataque que sufre Israel desde la guerra del Yom Kipur en 1973. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declaró el estado de guerra y movilizó a los reservistas.
Sin entrar a valorar el terrible drama humano, que deja miles de víctimas, estamos ante un nuevo factor de inestabilidad geopolítica que podría generar severas consecuencias para la economía mundial. Aunque el efecto sobre los mercados financieros, hasta el momento, está siendo muy limitado, es evidente que existe un riesgo de escalada del conflicto, sobre todo si se confirman las informaciones que se han publicado, que relacionan a Irán con la preparación del ataque a Israel.
El vector de contagio del conflicto a la economía mundial es básicamente el precio del petróleo, muy sensible a la situación geopolítica. De una parte, las tensiones podrían poner en cuestión los avances diplomáticos estadounidenses con Arabia Saudí e Irán. Aunque la reacción saudita al ataque ha sido vista como equidistante, lo que ha contribuido a tranquilizar los temores del mercado, la situación con Irán parece más compleja y no son en absoluto descartables nuevas sanciones de Estados Unidos al régimen iraní. Recordemos que, en estos momentos, Irán exporta 1,5 millones de barriles de crudo al día, cerca de un 2% de la producción mundial. Si las sanciones internacionales vuelven a bloquear las exportaciones de petróleo iraní, el precio del barril podría fácilmente escalar por encima de la cota de los 100 dólares.
Por otra parte, el país asiático podría bloquear el paso de buques por el estrecho de Ormuz, como ya hizo en el pasado, lo que implicaría un gran cuello de botella para la distribución del petróleo de Oriente Medio a Occidente. En definitiva, el impacto del conflicto sobre los precios del petróleo es incierto en estos momentos, y dependerá críticamente de que se amplíe su alcance o que se mantenga contenido en la zona de la franja de Gaza.
Por supuesto, unos mayores precios del crudo presionarían a la
baja al crecimiento económico mundial y al alza
a las tasas de inflación, socavando los esfuerzos de los bancos centrales para controlarla, lo
que se reflejaría
negativamente en los
precios de los activos financieros. En cualquier caso, es importante también valorar el momento del ciclo económico en el que nos encontramos. Con las perspectivas actuales de desaceleración económica mundial para 2024 y con los primeros
indicios de moderación de la demanda global de petróleo, el impacto del conflicto no debería ser tan severo como el que se produjo en 1973. En este sentido, Arabia Saudí mantiene una importante capacidad de producción ociosa, que
podría muy bien utilizar
para satisfacer la demanda, si fuera necesario.
Por otra parte, es necesario tener en cuenta que los conflictos geopolíticos pueden tener un impacto sustancial sobre los mercados, pero no suelen ser muy persistentes y desaparecen normalmente en unos días. En este sentido, esperamos que aumente la volatilidad en el corto plazo y que suban los precios de los activos considerados como un refugio por los inversores, como el dólar, el franco suizo, el yen japonés, la renta fija a corto plazo, el oro y los sectores defensivos. No obstante, a medida que se reduzcan los riesgos de escalada, la tensión también debería remitir en los mercados financieros. Mientras se mantenga la incertidumbre, es previsible que los sectores sensibles a los precios del crudo, como las aerolíneas, sufran una peor evolución relativa. Por el contrario, el escenario beneficiará a las empresas petrolíferas y a los sectores relacionados con la defensa. Del mismo modo, las bolsas de los países con gran exposición al mercado de materias primas, como el Reino Unido, Noruega o muchos emergentes latinoamericanos, mostrarán un mejor desempeño.
Nuestro posicionamiento no cambia de momento, al seguir considerando que el mes de octubre cuenta con catalizadores potencialmente beneficiosos para los activos de riesgo, como el inminente arranque de la campaña de presentación de resultados empresariales del tercer trimestre del año, que prevemos positiva. En todo caso, prestaremos una especial atención a la evolución de los acontecimientos, al ser conscientes del elevado grado de incertidumbre geopolítica actual.
Dirección de Inversiones
Banca Privada de BBVA