Renta variable, un activo a tener en cuenta en todas nuestras inversiones

En una cartera bien diversificada tiene sentido contar con una parte destinada a la inversión en renta variable. El porcentaje dependerá de los objetivos y expectativas de cada inversor, así como de su perfil de tolerancia al riesgo.

En el largo plazo la rentabilidad de la bolsa es muy superior a la que nos ofrecen otros activos, como por ejemplo la renta fija, y es además de los pocos que nos pueden ayudar a superar la inflación. Ahora bien, cuanto mayor es la rentabilidad esperada mayor es también el riesgo asumido, lo que significa que las valoraciones de la renta variable experimentarán altibajos más acusados en el corto plazo. Por ello, si para cualquier inversión la paciencia y el horizonte temporal son claves, cuando hablamos de invertir en bolsa se convierte en condición indispensable.

¿Quiere decir esto que la renta variable es un activo reservado exclusivamente a inversores arriesgados?

Para nada. De hecho, y siguiendo la teoría moderna de carteras, para que una inversión tenga sentido debe estar adecuadamente diversificada, es decir, incorporar distintas clases de activos. La poca correlación que históricamente ha existido entre renta fija y renta variable hace que sean perfectos compañeros de viaje, permite mantener inversiones más equilibradas, con menos fluctuaciones en los resultados, y riesgos más controlados. De esta manera, un inversor conservador debería incorporar también algo de bolsa en su cartera, mejorando su rentabilidad esperada sin necesariamente incrementar de manera sensible el riesgo total de la cartera.

¿Cómo podemos invertir en renta variable?

Una opción puede ser invertir directamente en acciones. En tal caso, nuestra rentabilidad vendrá dada por su potencial de revalorización y los dividendos cobrados. 

Pero no siempre es fácil saber qué compañía  elegir y en qué momento. Por eso, una alternativa es invertir a través de un fondo de inversión de renta variable. La gran ventaja, además de  la favorable fiscalidad, es la delegación de las decisiones de inversión en expertos que elegirán una cartera diversificada de acciones, reduciendo así de manera considerable el riesgo de invertir en una o unas pocas acciones. 

La oferta de fondos de inversión de renta variable es muy amplia. Podemos invertir en distintas áreas geográficas, sectores, grandes y pequeñas compañías… 

Consejos para invertir en fondos de renta variable: 

• El horizonte temporal recomendado es superior a cinco años (y en ningún caso inferior a tres años). 
• Una cartera equilibrada es aquella que cuenta además de renta variable con otros tipos de activos. El peso de cada uno dependerá de los objetivos y expectativas de cada inversor, así como de su tolerancia y deseo de asumir riesgo. 
• Los fondos de renta variable con sesgo geográfico y sectorial son recomendados sólo como parte de una cartera diversificada, dado que suelen tener más riesgo al enfocarse en regiones o sectores concretos. 
• Aportar poco a poco (por ejemplo, mes a mes) es una buena estrategia. Dado que es muy complicado encontrar el momento adecuado de mercado, esta disciplina de inversión permite reducir riesgos gracias a que ayuda a conformar un “precio medio”. 
• Los fondos perfilados, como la gama Multiactivos de BBVA, permiten delegar la exposición adecuada a renta variable según las circunstancias de mercado. 

Conoce todos nuestros fondos de inversión de renta variable y elige el que mejor se adapta a tus necesidades 

Con el objetivo de dar respuesta a las distintas necesidades de cada inversor, la gama de fondos de inversión de renta variable de BBVA abarca los principales mercados y sectores: 

Antes de tomar cualquier decisión de inversión, consulta el folleto de los fondos o con su asesor financiero. 

Recordamos que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.

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